Contenidos formativos
Les damos la bienvenida a la sección de contenidos. Esta sección la creamos para enseñarles sobre nuestras actividades dentro de la disciplina artística que amamos: la danza; y, sobre todo, el Modern Jazz, disciplina en la cual nos especializamos y hemos hecho la labor pionera de imponerla desde el año 1974. A continuación, podrá encontrar todo lo relacionado con la historia de la técnica del Modern Jazz, su creador e información relevante; así también, conocer sobre cómo es el método de enseñanza de esta técnica en nuestros estudios. Los invitamos a que nos acompañen.
Clases, coreografías y muestras
Historia del Modern Jazz en Argentina, por Noemi Coelho
Sobre la técnica y el estilo, por Noemi Coelho
¿Qué es la técnica? La técnica es el método de ejercicios que prepara al cuerpo en perfecta colocación para el desarrollo del bailarín, evitando dañarlo.
¿Y el estilo? El estilo se aprende estudiando a los grandes coreógrafos de las diferentes técnicas.
Una clase debe desarrollar un método técnico que profundice el reconocimiento corporal y no limite las posibilidades de movimiento que cada alumno es capaz de lograr. Cuantas más técnicas conozcamos y dominemos, más eficientes y libres serán nuestros movimientos para expresarnos.
El buen profesor debe tener conocimientos musicales e impartirlos en sus clases. Así, podrá formar bailarines sensibles, o sea, artistas.
Sobre el Jazz, por Noemi Coelho
En una época, en donde clásicos y modernos se discriminaban mutuamente, Jack Cole construyó, sin etiquetas ni prejuicios, una técnica mediante un gran conocimiento de clásico, moderno y danzas étnicas. Así, incorporó posiciones nuevas, disociaciones y dinámicas no utilizadas hasta entonces.
Sus contemporáneos llamaron a esta técnica Modern Jazz, aunque Jack Cole no estaba de acuerdo con la palabra Jazz. Esto se debió a que, si bien él se expresó mucho a través del Jazz, también incursionó en otros estilos, que no fueron precisamente el Jazz, y que le permitieron desarrollar el método técnico que llevo a sus bailarines a ser los más demandados de su época. A pesar de su opinión, esta técnica nos llega hasta nuestros días con el nombre de Modern Jazz, el cual yo respeto.
A mi parecer, la técnica no debería ser rebautizada (y el Jazz vaya si lo fue). Hoy llaman Jazz Contemporáneo al Modern Jazz, y pueden hacerlo; sea como fuere, Modern significa Moderno y la danza moderna pasó con el tiempo a llamarse contemporánea: ¿acaso ambas técnicas no se nutren una de otra? Lo que no puede hacerse es obviar los aportes técnicos de los cuales hablé y seguiré mostrando en mis clases.
Sobre la técnica, está todo dicho. También, es verdad que, con el tiempo y las nuevas tecnologías, debidamente preparados, podemos ir aportando a la danza nuevos movimientos que ayuden a la superación de este arte.
Para terminar, compartimos una palabras de Daniel Barenboim: "Hay que tomar la palabra por lo que es. 'Contemporáneo' quiere decir de hoy en día. Nada más. No hay que darle una significación artística o filosófica. La música contemporánea es lo que se escribe hoy, ya sea que se escriba en estilo moderno, o futurista o clásico, no tiene la menor importancia. La palabra que es mucho más interesante e importante es 'moderno'.".
El método de trabajo de Noemi Coelho
En el año 1974, Noemi Coelho regresa al país luego de haber residido cinco años en Francia y, anteriormente, dos en Cuba, dos en Brasil, dos en Italia y uno en Estados Unidos. Así, recorrió buena parte del mundo en una extensa trayectoria internacional: primero como bailarina clásica; y, luego, dedicándose a la Danza Moderna y al Jazz. Desde entonces, desarrolla sus clases de Modern Jazz, iniciadas dos años antes en París.
Su método se basa en una estricta escuela que independiza técnica de estilo. Su trabajo profundiza un reconocimiento corporal que no limita las posibilidades de movimiento que cada alumno es capaz de lograr: cuantas más técnicas conozcamos y dominemos, más eficientes y libres serán los movimientos. Para lograrlo, Noemi Coelho emplea sus profundos conocimientos en Clásico, Moderno y Jazz sin preconceptos, solo basándose en lo que estos aportan para el mejor desarrollo del bailarín.
Su estilo diferenciado se refleja a través de las combinaciones coreográficas con las que finalizan sus clases; en los montajes realizados para diversas compañías aquí y en el extranjero; como también en el Modern Jazz Ballet que dirige junto a su esposo Rodolfo Olguin y en el que se destaca su peculiar estilo.
Durante cuarenta años, la eficiencia de sus clases quedó demostrada por esta dupla en la formación de muchos bailarines y profesores que no solo integran el mundo del espectáculo comercial, sino también se encuentran destacados en compañías clásicas y modernas, muchas de nivel internacional.
Gracias al trabajo de Noemi Coelho, su técnica se impuso en el Teatro Colón, donde fue profesora entre los años 1980 a 1986. Su técnica hoy también se imparte en el Taller del Teatro General San Martín y en muchas otras escuelas del país, cuyos actuales profesores fueron formados por Coelho y Olguin. Es a ellos a quienes se les reconoce haber impuesto el Modern Jazz en el país, con la seriedad de un trabajo profundo.
Nota de Argentores (5-Ago-2021)
El coreógrafo ruso Leonid Jacobson hizo famosa esta frase: “Miles de personas pueden llegar a bailar brillantemente... pero solo unas pocas pueden comprender y expresar el lenguaje de la danza”. Noemí Coelho es una de ellas. Egresada del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón de Buenos Aires, alumna tanto de Aída Mastrazzi, Michel Borowsky, María Ruanova, José Parés, Fernando Alonso, Raimond Franchetti como de Joseph Rusillo, Peter Goos, Paul Steffen, Valerie Camille, Matt Mattox y otros, la bailarina, maestra y coreógrafa, ha creado un día el porteño Modern Jazz Ballet junto a su compañero de escena y vida, Rodolfo Olguín.
Ambos hablaron con Florencio, en una charla donde confluyeron recuerdos, comentarios acerca de ese particular viaje que comenzó en el universo erudito y clásico y concluyó abrevando en un género popular de alto vuelo -como el jazz-, observaciones de la actividad y reflexiones acerca de la condición autoral de la actividad en un complejo contexto.
¿Qué nos puede decir de este proceso de cambio, cómo se les ocurrió introducirse en el universo del jazz?
Coelho. Desde muy niña quise ser bailarina y tuve la suerte de tener una madre que supo interpretar esa pasión. A pesar del hogar humilde en el que me crie y el sacrificio que conlleva esa carrera, me anotó en la escuela del Teatro Colón. Allí aprendí y también amé el duro aprendizaje que significa ser bailarina clásica. En el último año de mi carrera, Alicia Alonso me contrató para su compañía; con el tiempo y los viajes por Europa, me introduje por fin en las técnicas modernas (hoy “contemporáneas”) y el jazz. Todas estas técnicas con los profesores nombrados, me llevaron a desarrollar nuevos músculos, dinámicas y movimientos que me permitieron expresarme a través de músicas diversas, el sentir actual.
Olguín. A diferencia de Noemí, mis inicios en las artes escénicas comenzaron con el estudio del arte teatral, bajo la dirección de Alejandra Boero. Al ver las películas Torrente indiano, del coreógrafo Joaquín Pérez Fernández y Gaite Parisienne, hicieron que me interesara comenzar a tomar clases de danza para mi formación profesional. De ahí, a seguir mis estudios en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón (ISA), fue un paso, la suerte ya estaba echada: la danza tomaría lugar de privilegio en mi formación. Mi carrera profesional como bailarín comenzó en el Teatro Argentino de La Plata. También integré el elenco estable del Teatro Colón. Posteriormente fui contratado en Chile por el Ballet Municipal y al poco tiempo viajé a Brasil para formar parte de la Compañía Brasilera de Ballet, bajo la dirección de Tatiana Leskowa, donde tuve la oportunidad de trabajar con diversos coreógrafos muy conocidos mundialmente, entre ellos, Arthur Mitchell del American Ballet Theater, y John Cranko del Stuttgart Ballet. Ya en Brasil, donde se encontraba trabajando Noemi como la partenaire de Lennie Dale, se inició el camino que luego haríamos juntos.
Háblenos, Noemí, de un tema clave: el coreógrafo como “autor”. ¿Por qué es tan importante defender la condición autoral del oficio coreográfico? ¿Qué significado tiene que una entidad autoral como Argentores defienda sus derechos?
Coelho. El coreógrafo, como el escritor y el compositor, es un creador y se expresa a través de diferentes estilos de acuerdo a su cultura y talento. Plagiadores hay muchos en todas las disciplinas, por lo tanto, es importante que exista una sociedad como Argentores que reconozca a la danza a través de los coreógrafos como creadores de espectáculos y que proteja sus derechos.
¿Qué nos puede decir de su experiencia profesional en Europa?
Coelho. La experiencia europea, sin dudas, fue muy enriquecedora, cambiar de compañías significaba trabajar bajo la dirección de personalidades de la danza que fueron acrecentando nuestros conocimientos. Vivir 5 años en Francia nos brindó reconocimiento y seguridad, que hizo posible a nuestro regreso crear el “Modern Jazz Ballet” que sin lugar a dudas marcó un hito en la danza independiente. También para fundar nuestras dos escuelas e imponer esta técnica de “Modern Jazz” imprescindible hoy en todas las escuelas formativas (ISA, Taller del Teatro General San Martin y escuelas nacionales y privadas de todo el país).
¿Cuál es su opinión con respecto a la “interpretación”, cuáles son los límites que un bailarín puede atravesar y cuáles no, con respecto a las ideas de un coreógrafo?
Coelho. La interpretación del bailarín depende de la captación y realización de lo que el coreógrafo propone; sin duda un bailarín logrará expresarse mejor si él y su coreógrafo están en la misma sintonía.
¿Además de la técnica, qué otras condiciones debe tener un bailarín?
Coelho. La técnica le servirá para realizar los movimientos que le son pedidos, pero aún más importantes son la musicalidad, la sensibilidad y el interés cultural que lo llevarán a ser un artista capaz de captar la propuesta que se le asigne.
Usted ha trabajado con Alicia Alonso. ¿Cómo ha sido esa experiencia?
Coelho. Fue mi primera experiencia profesional, un privilegio aprender de sus exigencias y pasión. Exigencias que he puesto al servicio de otras técnicas contemporáneas que han contribuido a desarrollar mi carrera.
“La danza es el reflejo de la sociedad en que vivimos”, se suele decir…. Les pregunto a los dos: ¿Cómo ven a la danza actualmente en el mundo? ¿Y en nuestro país?
Olguín. La danza en el mundo cambió como lo ha hecho la sociedad en que vivimos, ciertos cambios no nos han gustado, pero no se puede negar que el progreso de los medios audiovisuales permitió una evolución técnica y coreográfica.
Coelho. La danza con el COVID-19 se vio perjudicada enormemente y en nuestro país más que nunca se ve reflejada como la integrante pobre del mundo del arte, ya que no somos visualizados, no recibimos ninguna ayuda y muchas escuelas se vieron forzadas a cerrar. Somos el reflejo de la sociedad en que vivimos...
¿Cómo podemos definir a la interactuación profesional entre ambos?
Coelho. Pienso que es un frente de lucha e ideales en común que ha dado sus frutos con mucho amor, trabajo y esfuerzo de ambos.
Pasemos a la música popular. Han creado y trabajado a partir de obras de formulación tanguera, folklórica, rockera, etc ¿Qué nos pueden decir sobre eso?
Coelho. En esta época de tanto ruido sonoro, la apreciación musical es premisa en nuestra enseñanza y para nosotros lo popular no difiere de lo clásico en calidad, por eso, nuestros espectáculos y clases fueron y siguen siendo reconocidos por la calidad musical.
¿Cómo es el proceso que lleva a un bailarín o a una bailarina a convertirse en un “coreógrafo” o en una “coreógrafa”?
Coelho. El paso se va dando paulatinamente. Está en uno, en su propio ser, escuchar música que le inspiren imágenes, es el primer paso. La inspiración surgirá con el trabajo que uno quiere hacer sobre un texto, paisaje o alguna experiencia vivida.
Nota en argentores.org.ar/la-danza-atraviesa-las-fronteras-de-la-palabra/